La Guerra del Pacífico tuvo un carácter nacional, es decir, fue vivida por todos los chilenos y chilenas, incluso las disputas entre liberales y conservadores quedaron de lado por un tiempo.
La tropa de los distintos regimientos estuvo integrada, en general, por diversos tipos de trabajadores: obreros, mineros, inquilinos y peones.
También hubo mujeres que jugaron un rol activo en la guerra, participando desde sus hogares de una manera más bien anónima, pero no por ello menos significativa; fueron costureras, hilanderas, lavanderas y enfermeras, atendiendo diversos tipos de necesidades militares.
Por otro lado, estaban las cantineras, mujeres que recién comenzada la guerra corrieron a alistarse en los regimientos, impulsadas por su patriotismo y por el deseo de ayudar a las víctimas de las batallas. Estas mujeres vestían el mismo uniforme que los soldados de su batallón, ayudaban durante los combates, repartiendo agua y municiones, socorriendo y aliviando a los heridos e, incluso empuñando el fusil y luchando en caso de necesidad.
Entre las cantineras destacó Irene Morales, quien participó en el desembarco de Pisagua y en las batallas de Dolores y de Tacna. Por su valentía, el general Baquedano la nombró Sargento Segundo. Cuarenta años más tarde, el coronel Enrique Phillips escribiría sobre ella en El Mercurio: “Ninguna superó en valor a Irene Morales, el tipo de la mujer chilena”.
También tuvo una destacada participación Filomena Valenzuela, mujer luchadora que perdió en la guerra a su marido e hijos. Participó, junto a sus compañeros del Regimiento Atacama, en la batalla de Tacna. Fue la primera mujer ascendida durante la guerra al grado de oficial (subteniente).
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